domingo, 23 de mayo de 2010

Pintura Rococo

La pintura es ante todo decorativa. Se decoran paredes y techos mediante grandes frescos. Se cultiva igualmente el cuadro de caballete, si bien en lienzos de tamaño inferior, por lo general, a las grandes telas de la pintura barroca del siglo precedente. En cierto sentido también esta pintura era decorativa pues decoraba las casas de la nobleza y de la burguesía, por lo que el cuadro se adaptaba a los espacios de las casas dieciochescas.
Se sigue cultivando la pintura al óleo y se populariza como medio de expresión la pintura al pastel, esto es, dibujo en color sobre una hoja de papel. Fue, de hecho, uno de sus medios de expresión favoritos. La pincelada era fina, no suele por lo general apreciarse.
En cuanto al cromatismo, es una pintura muy colorista; se prefieren los colores vivos, luminosos, suaves y claros. Hay un esfuerzo consciente por evitar las sombras, prefiriendo la luz.
Predominan las formas curvilíneas, las inspiradas en la naturaleza, en la mitología, en la belleza de los cuerpos desnudos, y especialmente en los temas galantes y amorosos. Las figuras son jóvenes, idealizadas, graciosas.
Es un arte básicamente mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y de las relaciones humanas. Los temas son maliciosos o frívolos. La escenas mitológicas se vuelven galantes, prefiriéndose representaciones idílicas de la diosa Venus, querubines y mitos relacionados con el amor.
Se generalizó la pintura de género, enriqueciéndola con nuevos temas exóticos, que evocaban un Oriente idealizado, como la chinería (chinoiseries), la turquería, las ruserías (russeries) y el japonesismo (japonaiseries). Lo exótico se vuelve así punto de fuga de las nuevas perspectivas de la existencia. Dentro de esta pintura de género puede entenderse comprendida la galantería o «fiesta galante», o el género pastoril inventado por Boucher. En semejantes obras a menudo se representaban comidas sobre la hierba de personajes aristocráticos y aventuras amorosas y cortesanas. Se recuperaron personajes mitológicos que se entremezclan en las escenas, dotándolas de sensualidad, alegría y frescura.
El género del paisaje se renueva, incluyendo paisajes urbanos como las vedute típicamente italianas. Se incluyen en los panoramas urbanas pequeñas figuras, dando lugar al llamado «Paisaje con figuras».
Se cultivó extensamente el retrato, un retrato no idealizado sino por lo general más bien cotidiano y sencillo, teniendo como comitentes ya no sólo a la corte, sino también a la burguesía. Los personajes son representados con mucha elegancia, basada en la artificialidad de la vida de palacio y de los ambientes cortesanos, reflejando una imagen amable de la sociedad en transformación. Se prestaba especial atención a las vestimentas, pues en sus formas debía reflejarse la moda; los tejidos se representaban con minuciosidad para transmitir con precisión las cualidades táctiles de la tela; se ponía cuidado en representar fielmente los ornamentos (cintas, flores, lazos, o plumas).
Es un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual. Adornaban las telas con querubines. Desaparece así el dramatismo que caracteriza a la pintura barroca. Es desenvuelto y jovial. Apela a los sentidos, al sentimiento y la emoción, más que a la razón.
El estilo Rococó se difunde sobre todo gracias a los artistas franceses y a las publicaciones de la época.

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